Uno de los ejes más importantes que se trató en el Estudio de Tendencias fue el tema ambiental, con implicaciones cada vez más fuertes en el mundo empresarial. Por ejemplo se recogió que los consumidores después de la pandemia están siendo un 65% más conscientes de la sostenibilidad y los recursos naturales, y un 60% tendrá esto en cuenta para escoger qué productos o marcas consumir. 

Estas nuevas preferencias dictan nuevos modelos de consumo y llevan a que las marcas y las empresas tengan interés en ser y mostrarse sostenibles. Cada vez se demandan más productos que graviten alrededor de la reutilización, el ahorro en b electrónicos y la fabricación sin crueldad animal. Las marcas, entonces, se están teniendo que adaptar.

Waldo Soto aseguró que el desafío más importante para las empresas en el futuro próximo es el cambio climático, además de que la biodiversidad comenzará a ser cada vez más importante en el desarrollo económico de los países, lo que hace que su conservación sea clave incluso desde una perspectiva económica.  

En el estudio también se discutieron propuestas de acción climática, cruciales para enfrentar los desafíos que plantea el cambio climático. También se  destacaron iniciativas como The Imperfect Project, que produce snacks a partir de vegetales y frutas desechadas que no cumplen con los estándares estéticos de venta, y startups como Instacrops y AgroUrbana, que utilizan tecnología digital para monitorear y optimizar procesos agrícolas. 

Asimismo, se destacó la importancia de la implementación del plástico sustentable, una alternativa al material sin el uso de polietileno, la sustancia más contaminante del plástico. También se insistió en la importancia de la electromovilidad, y del uso del hidrógeno verde para ayudar a disminuir las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera. 

Otro tema crítico discutido fue el de seguridad alimentaria, con el contexto del desafío actual en el suministro de alimentos debido a la crisis entre Rusia y Ucrania. Ambos países son productores y exportadores de trigo, maíz y cebada, que representan más de un tercio de las exportaciones mundiales de cereales, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). 

Esto ya afectó a Chile, donde al cierre de 2022 el 99,5% de los alimentos experimentó un aumento de precios del 25,2%, según el Índice de Precios al Consumidor (IPC). La FAO ha propuesto soluciones como abrir el comercio de alimentos para satisfacer las demandas nacionales y reducir la inflación en los productos alimenticios.