La resiliencia alimentaria es un término cada vez más recurrente cuando se discuten los sistemas de alimentación de los seres humanos. Esto obedece a que poco a poco se desarolla una conciencia colectiva sobre la importancia de tener una relación saludable con nuestro planeta. Esto incluye el cómo obtenemos los alimentos y cómo nos alimentamos.
El planeta ya sobrepasó los 8000 millones de habitantes, y una de las necesidades básicas humanas que no está satisfecha aún, es la alimentación. Aquí no solo hablamos del acceso a la comida, sino también de la calidad y la salubridad de ésta, de cómo se produce y de cómo llega a las personas.
La resiliencia alimentaria es importante para garantizar que las personas tengan acceso a alimentos asequibles, seguros y nutritivos en todo momento, incluso en situaciones adversas. Para lograrlo, es clave tomar medidas para mejorarla a nivel local, nacional e internacional.
2811 trae estos temas a la conversación con la inquietud de cómo podemos, como individuos y comunidades, garantizar sistemas de alimentación resilientes que sean amigables tanto con el ser humano como con el medio ambiente. Como con Eco fue el proyecto que surgió de esta inquietud, y gracias a él hemos podido abrir más conversaciones al respecto y educar personas para la mejora de los sistemas.
La iniciativa comenzó en 2021 y hasta el momento, ha logrado impactar a más de 1200 personas por medio de laboratorios de aprendizaje, talleres y cursos para influir en espacios de reflexión y deliberación en el tema de alimentos. Busca producir y replicar conocimientos en estudiantes, maestros y otros miembros de la comunidad educativa como agentes y multiplicadores de cambio.
Llevar a cabo este proyecto por casi dos años nos ha dejado una serie de aprendizajes relacionados con la resiliencia alimentaria y aquí te dejamos las 5 razones por las que hay hablar de ella, en todo contexto:
1. ¡La producción de alimentos puede afectar al cambio climático!
El cambio climático es un desafío global que afecta la producción de alimentos. Este es uno de los efectos adversos que no siempre se tienen en cuenta cuando se habla sobre las emergencias climáticas, aun cuando la población en zonas ambientales complejas ve afectados sus sistemas alimentarios por causa del cambio climático.
La resiliencia alimentaria es clave para asegurarse de que estas comunidades puedan enfrentar las dificultades causadas por el clima, tales como sequías, inundaciones y tormentas, para mantener un suministro constante de alimentos y hacerlo de forma sostenible.
2. La escasez de comida es una realidad
Como mencionamos antes, la población mundial sigue creciendo y la demanda de alimentos es directamente proporcional a este crecimiento, lo que puede resultar en escasez de alimentos en algunas regiones. Ocurren casos en que una persona o una comunidad no satisface sus necesidades alimentarias, aunque estén ubicadas en una zona de producción de alimentos.
De esta manera, la resiliencia alimentaria es importante para garantizar que las comunidades tengan acceso a suficientes alimentos en todo momento. En este caso no solo se trata de lograr alimentar a las personas de manera eficaz, sino de anteponer el bienestar humano a los modelos económicos que dificultan el acceso a ellos o que los hacen demasiado caros.
La escasez de alimentos es una paradoja, si se tiene en cuenta que el planeta tiene suficientes recursos para que todos sus integrantes puedan estar bien alimentados. Aquí, la resiliencia alimentaria y sus modelos sostenibles son críticos si se tiene en cuenta que alrededor de un tercio de la comida que se produce en el mundo se desperdicia.
Esto es alrededor de 1300 millones de toneladas de comida que, pudiendo llegarle a personas que la necesitan, en lugar de esto se echan a perder.
3. Los alimentos pueden ser caros
La volatilidad de los precios de los alimentos puede ser un problema importante para las personas de bajos ingresos, que a menudo no tienen los recursos para comprar alimentos, o los suficientes alimentos, cuando los precios son altos. Esto desencadena problemas que van desde carencias en la nutrición hasta la misma salubridad de las comunidades.
Los sistemas de alimentación resilientes, en cambio, pueden garantizar que las personas tengan acceso a alimentos asequibles en todo momento, y que al mismo tiempo la dieta y la nutrición no se tengan que poner en un segundo plano por los precios.
4. La seguridad alimentaria debe aparecer en la conversación
La seguridad alimentaria es un derecho humano fundamental. La resiliencia alimentaria cobra importancia aquí, debido a que los modelos de producción y suministro en la actualidad no cubren este derecho en todos los casos.
Aquí hablamos desde la perspectiva de que cualquier ser humano, sin importar su origen, su condición, su ocupación, su edad o su ingreso, debe tener la posibilidad de acceder siempre a una alimentación completa, balanceada y saludable. La seguridad alimentaria es clave para que la humanidad pueda desarrollarse en buenas condiciones.
Crear e implementar sistemas de alimentación resilientes prioriza la seguridad alimentaria: con ellos se busca que las personas de todo el mundo y en cualquier condición, tengan acceso a alimentos seguros y nutritivos en todo momento.
5. La alimentación debe estar alineada con la sostenibilidad
Como mencionamos antes, la producción de alimentos a gran escala puede tener un impacto negativo en el medio ambiente. Solo como un ejemplo, de acuerdo con las Naciones Unidas, la producción de carne y la ganadería producen alrededor del 14% de los gases tóxicos que contaminan nuestra atmósfera e incrementan el efecto invernadero que calienta nuestro planeta.
La producción y distribución de alimentos no puede ser entonces una causa de detrimento para la Tierra: no podemos estar alimentándonos a costa del futuro de nuestro planeta. La resiliencia alimentaria resulta entonces prioritaria, para asegurarse de que la producción de alimentos sea sostenible y no dañe el medio ambiente para las generaciones futuras.
Conoce más sobre sistemas de alimentación sostenibles y cómo llevarlos a la práctica en la realidad aquí. Como con Eco le apuesta a un futuro en el que todas las personas se puedan alimentar de forma sostenible y saludable. ¡Que no falte nadie por comer!
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