La conjunción de la seguridad alimentaria y la sostenibilidad es uno de los mayores desafíos globales que tenemos en las sociedades actuales. Con una población mundial en constante crecimiento (ya somos más de 8000 millones) y climas cambiantes en nuestros territorios, garantizar un suministro de alimentos adecuado y sostenible para los seres humanos es algo urgente.
Hay que mencionar que la pandemia del COVID-19 ha expuesto las vulnerabilidades de los sistemas alimentarios globales: la crisis sanitaria afectó la producción, distribución y acceso a los alimentos, mostrando las debilidades y limitaciones de los sistemas alimentarios actuales y evidenciando la dificultad para que todos los seres humanos tengan asegurada una seguridad alimentaria.
Esto levantó el interés en la concepción y construcción de nuevos sistemas alimentarios. Aquí queremos explorar qué son, cuál es su importancia para los seres humanos y cómo se podría incorporarlos en las diferentes dinámicas económicas y sociales en la actualidad.
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¿Qué es un sistema alimentario resiliente?
Un sistema alimentario resiliente es un modelo que proporciona un acceso a alimentos seguros, nutritivos y asequibles para las comunidades, y que es capaz de resistir, adaptarse y recuperarse de crisis como desastres naturales, cambios en las dinámicas poblacionales e incluso, como mencionamos, eventos de las dimensiones de una pandemia.
Lo que esto implica es la implementación de dinámicas para los sistemas de alimentación que les permitan ser más diversificados y localizados, capaces de poner por delante las necesidades básicas de la población por encima de las lógicas económicas. También se busca que estos sistemas sean capaces de responder de manera efectiva a las demandas y cambios constantes.
La creación de sistemas alimentarios resilientes es fundamental para garantizar la seguridad alimentaria y la sostenibilidad económica, social y ambiental. Un sistema alimentario resiliente puede ayudar a mejorar los sistemas agrícolas, reducir el impacto ambiental de la producción de alimentos y mejorar las condiciones de salud de la población.
¿Cómo transitar hacia ellos?
1. Fortaleciendo la agricultura local
Enfocarse en la mejoría de la agricultura local es un paso clave para la implementación de sistemas alimentarios resilientes. El apoyo a la producción y distribución de alimentos en la escala local, con pequeños productores, hace que el sistema se focalice a partir de productos de la región. Esto también apoya a las economías locales.
La agricultura local reduce la dependencia de los sistemas alimentarios mayoritarios o globales. Esto hace que las comunidades locales tengan un mayor control sobre su suministro de alimentos y que eviten los riesgos asociados con la necesidad de sistemas alimentarios distantes. Las comunidades entran en una dinámica de auto-abastecimiento y sostenibilidad.
Por otro lado, la producción local promueve la biodiversidad, mejora la calidad de los alimentos y reduce las emisiones de gases de efecto invernadero que están asociadas con el transporte de estos a larga distancia.
2. Promoviendo la diversidad de cultivos
La diversificación de cultivos es una estrategia importante para aumentar la resiliencia de los sistemas alimentarios ante los cambios ambientales y climáticos. Contar con una amplia gama de tipos de cultivos le otorga resiliencia a los sistemas de alimentación, que no dependen entonces de solo un alimento ni de solo una forma de alimentación.
Promover la diversificación de cultivos y la adopción de prácticas agrícolas sostenibles también puede ayudar a reducir la exposición de los sistemas alimentarios a las fluctuaciones de precios. Con esto se da prioridad a la seguridad alimentaria de la población sobre las necesidades económicas de las corporaciones de los alimentos.
3. Fomentando la innovación y la investigación
Para crear sistemas de alimentación resilientes se necesitan esfuerzos y recursos que fomenten la innovación en áreas como la producción agrícola, la gestión de residuos y las tecnologías de la información. Hay que tener en cuenta que cada territorio posee unas necesidades particulares en alimentación, que se pueden solucionar con acciones que van desde uso de nuevas tecnologías hasta alfabetización.
La investigación también es importante para comprender mejor los desafíos y oportunidades que enfrentan los sistemas alimentarios, incluyendo los impactos del cambio climático y la contaminación. La inversión en investigación y desarrollo puede ayudar a generar soluciones innovadoras y sostenibles para abordar estos desafíos.
2811 tiene un gran interés en ayudar a crear sistemas de alimentación resilientes y en educar sobre ellos. Por eso la plataforma creó Como con Eco, que trabaja con instituciones educativas para formar agentes de cambio que promuevan la resiliencia alimentaria. Conoce más sobre Como con Eco aquí, y lee testimonios de participantes: 5 estudiantes nos cuentan la importancia de la resiliencia alimentaria.
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